Sergio Oliveira
En 2019 yo estaba en el salón de automóvil de Frankfurt, el último autoshow alemán en realizarse en esa ciudad, antes de cambiar a Munich, cuando una marca que no conocía me llamó la atención. Los diseños de sus SUV´s eran correctos, pero no vanguardistas como para provocar. A mí lo que me hizo voltear a ver es que se veía un brillo profundo en la pintura, además de detalles como la construcción cuidada, perceptible en los “gaps” de la carrocería, que la hacía resaltar. Me subí a una y para mi sorpresa, los acabados eran de nivel premium, al igual que el equipo. Volando de regreso a México y reflexionando sobre lo que más me había llamado la atención en la feria, no había sido la presentación del primer eléctrico de VW, ni un lujoso Mercedes-Benz, sino esa marca que entonces solo tenía dos años de fundada y se llamaba: Wey. Por primera vez me di cuenta de lo cerca que estábamos de la realidad que analistas habían predicho, que si a los japoneses les tomó 40 años ser competitivos y a los coreanos 20, a los chinos les tomaría solo 10.
Cuando más tarde me puse a investigar sobre Wey, me di cuenta que era parte del conglomerado chino Great Wall Motor o GWM. La marca nació en 1984 como modificadora de autos y más tarde empezó a fabricarlos . En 1990, sin embargo, enfrentaba problemas económicos hasta que un joven de 26 años asumió su administración y rápidamente puso la empresa en la dirección correcta. Su nombre: Jack Wey. Su importancia para la marca es tan decisiva, que GWM considera 1990 como su año de fundación. Ellos construyen el primer auto en 1993 y, saltando dificultades como un cambio en la legislación china que hizo que los autos que producía ya no pudieran registrarse, supo mantener la empresa a flote produciendo primero pickups, luego SUV`s.
Objetivo global
En 1999 GWM rebasó las 10 mil unidades producidas. La marca ya operaba en Rusia, Chile y Sudáfrica. En 2005 lanzó la SUV Haval, que fue un éxito inmediato, ayudando a que en 2007 la producción y venta rebasara las 200 mil unidades. Para entonces GWM tenía un centro de desarrollo y también fabricaba sus propios motores. La H6 fue lanzada en China en 2011 y empujó a Haval a ser una marca. La idea detrás de las marcas individuales bajo el mismo paraguas (GWM) se hace para que los equipos de administración y desarrollo tengan un foco individual e independiente, mejorando la calidad y acelerando el desarrollo de nuevos productos.
En 2012 las ventas del grupo fueron de 625 mil unidades. Un año más tarde, Haval logró rebasar un millón de unidades vendidas en su breve historia. Los frutos del desarrollo propio no se notaban solo en ventas, en 2015 la H6 logró cinco estrellas de seguridad en C-NCAP.
El desarrollo propio en lugar del más “simple” camino de asociarse a marcas extranjeras, le dio resultados y en 2016 fue lanzada su marca de lujo: Wey, en homenaje al hombre que revolucionó la empresa. GWM ya vendía más de un millón de vehículos al año y en 2019 ya se habían vendido más de 5 millones del grupo, apenas un año después del lanzamiento de su primera marca de vehículos eléctricos, Ora. El Funky Cat, vendido hoy en México como Ora O3, fue uno de los tres finalistas del Auto Urbano de los World Car Awards en 2023. La marca Poer, especializada en pickups comerciales y de pasajeros, toma el mismo camino de Haval y se hace independiente en 2020. Ese mismo año otra marca nacería para formar el abanico completo con el que GWM llega a México este 2023: Tank, especializada en vehículos todoterreno. La llegada a Norteamérica era un plan desde 2019.
Hoy la agencias en México siguen abriéndose y en todas se venderán las cinco marcas. El éxito en China, Sudamérica, Rusia y otros países, no debe ser duplicado, sino superado. La agresividad de su garantía de siete años sin límite de kilometraje, muestra que confían en lo que hacen y el almacén con más de 150 mil partes, que ya tienen desde antes del inicio de sus operaciones, reflejan el compromiso con sus clientes. El tiempo dirá, claro, pero hasta ahora, la historia y las acciones de GWM en el mundo y en México, muestran que no se trata solo «de una marca china más”.
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