Si te gusta manejar y puedes pagarlo, poner este auto en tu cochera te abrirá una sonrisa
La diferencia de los juguetes de niños y adultos, ya lo sabemos, es el precio. Y si puedes pagar 800 mil pesos por un auto que sacará una sonrisa enorme cuando estés de humor para manejar, el Yaris GR es lo mejor que puedes comprar por ese dinero.
Pese al nombre, este no es exactamente un Yaris como el que las familias mexicanas se acostumbraron a comprar por la reconocida fiabilidad de Toyota. El GR es un Yaris que sale del mundo del rally, más precisamente de su campeonato mundial, el WRC, para las calles. Por reglamento, los autos que participan en el WRC deben ser vehículos de venta al público, con una producción mínima de 2,500 unidades. Con esta genética de carreras, el Yaris GR es un coche más que divertido. Es rápido, preciso, estable, sólido. Pero hay que saberle algo al manejo para sacarle jugo, al igual que entender que esa sonrisa que le pone en la cara al piloto en un circuito, implica sacrificios al mismo y más aún, a los pasajeros en el día a día, como todo deportivo.
Estéticamente no es para cualquiera tampoco. Es un auto de formas agresivas, poco comunes. Sus tres puertas, que tanto gustan a los entusiastas, ya no se ven todos los días y obviamente dificultan entrar y salir a la segunda fila. De hecho, en la práctica, es mejor pensar en el GR como un Yaris para dos personas.
¿Belleza interior?
Por dentro, no se espere lujo. En este sentido, el Yaris no parece un auto de 800 mil pesos (799,900, para ser exactos). La pantalla central es chica y te deja con la impresión de que se puso en alguna tienda de accesorios. Incluso el único puerto USB (A), está en la pantalla, lo que obliga a tener un cable colgando si se quiere usar CarPlay o Android Auto. No hay consola central ni descansa-brazos. Y claro, como ya dijimos, mejor pensar que es un auto para dos personas que para cuatro, ya que el espacio trasero es prácticamente inexistente.
Su belleza sí es interior, pero está en el cofre. El motor de tres cilindros turbo, manda nada menos que 257 HP a las cuatro ruedas. Llega a 100 km/h en 5.5 segundos y en las curvas la suspensión McPherson delantera y de doble horquilla atrás, lo planta junto con la tracción integral de una manera que el piloto solo mira a donde quiere ir y el auto obedece, en una armonía entre ambos encontrada en muy pocos coches.
Claro, en los tan comunes topes y baches se sentirá rígido, incluso seco. La caja manual de seis velocidades es de relaciones cortas y relativamente precisa, excepto entre tercera y quinta velocidades. La dirección dice exactamente donde está parado el coche, es firme y rápida.
Sí, puede ser un auto para diario, pero será realmente mejor disfrutado por alguien que puede disfrutar el lujo en otro de sus coches, digamos, un Lexus, y que saque su GR al circuito para un track day. Entonces, el niño dentro de ese afortunado piloto tendrá una sonrisa digna de una mañana navideña.
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