Lincoln mantiene sus características de confort, espacio y manejo, con sus detalles
Siempre es agradable andar en un vehículo cómodo. Aún más si esa comodidad no afecta la precisión de manejo ni la estabilidad, como es el caso de la Nautilus. Con su nueva generación, Lincoln la mejora en aspectos importantes como la estética, el aislamiento acústico y el equipo, además de añadir una versión híbrida. Pero hay sacrificios que hacer.
Por fuera, las formas son más modernas. La parrilla ya no es solo una gran masa central entre los faros. Ahora una linea cromada la divide en dos tercios, linea esta que también divide los faros y se ilumina en la noche, al igual que el logotipo central. Otra línea, lateral, empieza en las salpicaderas e invade las puertas delanteras, marcando una cintura alta de Nautilus, que no será del agrado de todos, aunque sí es del nuestro. Atrás, las calaveras también están unidas, con las letras de la marca insertadas en esa tira iluminada de plástico, lo que hace que no siempre sean visibles. El conjunto es más juvenil que antes, lo que probablemente ayude a la marca, aunque no agrade a todos los clientes actuales.
Por dentro para la mismo. Entras y lo que salta a la vista es una línea de pantallas en la base del parabrisas. No es una pantalla de 48 pulgadas como anuncia Lincoln, sino dos de 24. Incluso se percibe la unión física al centro. Pero esto no es un problema, ya que funciona como si fuera una sola. El temor de que fuera un distractor para el piloto resultó infundado, ya que a menos en nuestra opinión, funciona como una especie de head up display, pero mejor, más nítido, con más información.
Menor control
Al menos en la versión híbrida que manejamos, que sumando sus motores tiene 310 HP y la marca no ha difundido el torque, el piloto tiene pocas posibilidades de ajustar el manejo a su gusto. No hay paletas detrás del volante, ni modo manual de la caja. Solo hay un botón “L” en los selectores que no precisamente sentimos que frenara o regenerara los frenos. Vamos, ni siquiera hay un tacómetro, para que tengan una idea. Nada de esto, sin embargo, quita el hecho de que responde bien y prontamente a la presión sobre el acelerador, ni de que es posible divertirse en las curvas con un vehículo estable y rápido. Además, con las ventajas de circular diario, no verificar y gastar menos gasolina.
Hay CarPlay y Android Auto inalámbricos, obviamente, cargador también inalámbrico y una buena cantidad de puertos USB-C (6 en total). También hay las asistencias a la conducción que uno espera en un auto que cuesta 1,439,900 en esta versión.
El espacio es abundante en ambas filas y en la cajuela. Hay pocos plásticos no muy dignos de Lincoln y hubiéramos agradecido una cortinilla lateral para proteger del sol a los pasajeros de la segunda fila.
Es un vehículo muy agradable en el que estar, principalmente para los pasajeros. El piloto más entusiasta extrañará el V6 de 2.7 litros, pero al menos le queda la opción de la versión de gasolina, que sí le permite ajustar un poco más a su gusto el manejo.
Sergio Oliveira/Palm Springs, California
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