Una pick-up Land Cruiser FJ45 del 66 se ha convertido en este monstruo con motor de Nascar
Nada define mejor el espíritu del SEMA que modelos como la impresionante Toyota FJ Bruiser y su imponente look bestial, basado en una frugal pick-up Land Cruiser FJ45 de 1966 “con una que otra modificación”.
Primero que nada, el equipo encargado de la pick-up estrella del SEMA tuvo que fabricar un chasis tubular y la jaula antivuelco para adecuarla a la carrocería de la pick-up clásica, además de incluir ejes sólidos, diferenciales Currie al frente y atrás, así como una caja de transferencia de Advanced Adapted Atlas.
Asimismo, la impresionante pick-up de aspecto clásico será capaz de absorber cada imperfección del camino, casi sin importar su tamaño, gracias a un renovado esquema de suspensión y llantas todoterreno que incluyen amortiguadores FOX y resortes Eibach.
Sin embargo, la cereza del pastel con esta creación de Toyota, es sin duda el motor NASCAR que se integró bajo el cofre. Se trata de un TRD (Toyota Racing Development) V8 de 358 pulgadas cúbicas que, aunque no hay cifra oficial, se sabe que es capaz de generar al menos 725 hp en su estatus de carreras.
Toda la potencia se controla con una caja automática de 3 velocidades de competición desarrollada por Rancho Drivetrain Engineering, un sistema de refrigeración específico montado en la batea con una enorme llanta de refacción y un sistema de escape MagnaFlow para cerrar con broche de oro.
Ahora, por dentro, la FJ Bruiser recibió un interior retro tapizado con detalles cuadriculados en unos asientos deportivos Momo Daytona, haciendo homenaje a las FJ originales de la época, así como un volante de Jackie Stewart de campeonato para mantener esa vibra del pasado.
Como es de esperarse, la FJ Bruiser es solo una muestra de lo que se puede hacer en el mundo del aftermarket que celebra el evento del SEMA desde Las Vegas.
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