Sergio Oliveira
General Motors acaba de anunciar la muerte del Chevrolet Malibú, el último sedán mediano que se fabricaba por una empresa estadounidense. La decisión deja ese segmento en las manos de los asiáticos, con Toyota y Honda como destacadas. La decisión puede ser vista como tardía, si se toma en cuenta que Stellantis la tomó desde que aún era FCA y mató el Chrysler 200 en 2016 y Ford hizo lo propio en 2018, cuando decidió ya no fabricar el Fusion. Pero también se puede interpretar la actitud de GM como rara, puesto que el Malibú terminó 2023 como el tercer vehículo más vendido de Chevrolet en Estados Unidos. El hecho es que muchas veces las marcas toman decisiones basadas en previsiones y estas – obvio debería estar – con mayor frecuencia de lo que les gustaría, no se cumplen.
Por supuesto que es necesario trabajar con previsiones y más en un industria en la cual los movimientos son lentos. Crear un auto desde cero toma en promedio cinco años y es necesario pensar a futuro antes de tomar decisiones. Una de esas decisiones, por ejemplo, orilló a Ford a cancelar los planes de construir una fábrica en México, que iría producir el Focus. Para su fortuna, el mercado mostró señales de que ese segmento estaba bajando de manera importante y, mejor aún para ellos, esas señales llegaron muy velozmente, lo que les evitó pérdidas aún mayores si el proyecto hubiera llegado más lejos. Ya la decisión de matar a todos los autos -excepto el Mustang- y concentrarse exclusivamente en las SUV, no necesariamente fue la mejor. Esto, sumado a una orientación muy importante hacia los autos eléctricos, hace que hoy estén revisando sus planes y trabajando para construir vehículos más económicos. Ford quiere poner en el mercado un eléctrico de 25 mil dólares, algo que Tesla quería hacer y probablemente ya no lo haga.
VW, Ford y BYD
Muchas marcas han concentrado esfuerzos importantes en hacer vehículos eléctricos y esto se debe a Tesla, quien puso de moda esa tecnología. Ford, en buena parte, tomó la decisión de eliminar prácticamente todos sus autos, con la intención de concentrar sus esfuerzos en los segmentos más rentables y así financiar la transición hacia los eléctricos. Al hacerlo, apuntó directo hacia la parte alta de la gama de SUV y pickups, siendo la F-150 el blanco principal, justo arriba de la Mach-e. Pero ahora las señales vienen en sentido contrario. Con los conejillos de indias con su apetito satisfecho con relación a los eléctricos, el crecimiento de ese mercado es bastante menor de lo esperado y, de nuevo, hay que ajustar el camino porque no solo se venderán menos eléctricos de lo que se pensaba, sino que se venderán más baratos. Tesla, que tenía 63% del mercado de eléctricos en EUA, ahora tiene solo 51%, pese a haber cortado los precios de sus autos en hasta 25%. La empresa ha desaparecido miles de empleos y puesto en pausa nuevas inversiones, como la planta que, se suponía, haría en México.
Ahora la gran pregunta es si un auto eléctrico de 25 mil dólares es barato lo suficiente. Porque la china BYD vende el en Dolphin Mini en su mercado por menos de 10 mil. La eficiencia de los chinos es tan mayor que la estadounidense, que Ford está construyendo una planta de baterías usando la misma química de BYD, de litio hierro fosfato, en lugar de iones de litio. Terry Woyhowski, es jefe de ingeniería de grandes pickups de GM, dice que los chinos están años adelante de los estadounidenses y si sus paisanos quieren competir, necesitan aceptarlo y cambiar estrategias.
En Europa hace dos años, no había ni un solo eléctrico chino. Hoy, ellos detienen 10% del mercado. Esto pone las cosas más complicadas para, por ejemplo, el Grupo Volkswagen, que desde el escándalo llamado “dieselgate” en 2015, no piensa en otra cosa más que en eléctricos, pero no ha podido ser ni rápido ni eficiente en los costos para ser competitivo como esperaba serlo.
Es en este escenario de incertidumbre, en el que muchas marcas están frenando o al menos pausando sus inversiones en eléctricos, que General Motors decide matar el Malibú y dejar el mercado para Camry, Accord, Altima y K5, incluso cuando fue, repito e insisto, su tercer vehículo más vendido el año pasado. Pienso que no habrá que esperar mucho para saber si fue un acierto, pero a primera vista, no me parece.
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