Sergio Oliveira
¿Recuerdan el dicho: “Lo que mata no es la bala, es la velocidad?” bueno, es cierto también cuando manejas un auto más rápido de lo que deberías. Un vehículo en movimiento se transforma en un arma en potencia, que puede hacer mucho daño. Recorren demasiados metros en poco tiempo y si el piloto no es entrenado lo suficiente como para anticipar las reacciones del coche, las consecuencias pueden ser desastrosas, incluso fatales. Esto, todos lo sabemos, aunque a muchos se nos “olvide” cuando tenemos un buen auto en una buena carretera. Pero no muchos sabemos que el opuesto, circular demasiado despacio, también puede tener consecuencias fatales.
Hace unos pocos días, en Brasil, un amigo tuvo que llevar a su esposa de urgencia a un hospital. Eran cerca de 9 de la noche, es decir, la hora pico ya había pasado. Él tomó una de las vías rápidas que lo llevaba a su destino. Por vía rápida entiéndase una sin semáforos, ya que la velocidad máxima permitida es de 60 km/h y hay muchos radares para controlarla. En el camino, me contaba sin contener su indignación, fue frenado por varios autos circulando a 30 km/h, por lo que se vio obligado a “serpentear” entre ellos, haciendo maniobras que no están exentas de peligro, incluso hechas en una velocidad relativamente baja.
Conducir demasiado despacio frena la circulación. Y más aún cuando no se usa el carril correcto, que es el derecho. El izquierdo y el central o los centrales, cuando existen, se deben usar para rebases. En España, por ejemplo, hay multas por circular en el carril inadecuado, al igual que por cambiar de carril de manera innecesaria. En Estados Unidos, aunque cambia según el estado, la velocidad mínima en autopista suele ser 45 millas por hora (cerca de 72 km/h) y serás multado si circulas por debajo de ese límite. Entorpecer el tráfico no es legal, obviamente.
Hasta en México
Incluso en México, aunque sea difícil de creerlo, hay una velocidad mínima establecida para las autopistas y es de 60 km/hora. ¿Cuántas veces no hemos visto cuando una carretera pasa por un pueblo, los locales circulan en ella a 30 km/h como si fuera una calle más de su población?
Uno de los peligros de la conducción demasiado lenta es que genera estrés a los demás conductores, lo que puede llevar a actitudes agresivas que con frecuencia terminan en accidentes. En Australia, un hombre fue recientemente sancionado por conducir 28 km/h debajo del límite máximo permitido. Ese tipo de manejo puede producir frenadas bruscas, cambios inesperados de carril y choques por alcance. También produce obviamente una baja generalizada en la velocidad del tráfico, aumentando los tiempos de traslado y generando más contaminación ambiental.
Imagina que vas en una autopista de tres carriles por sentido, como la México-Querétaro. Estás detrás de un camión que circula a 90 km/h en un tramo en que la máxima permitida es de 110 km/h. Abres para rebasar y al hacerlo sin la prudencia necesaria, terminas alcanzando la parte trasera de un auto que circula en el carril del medio, a 60 km/h. Ambos autos patinan, invaden otros carriles y terminan provocando una carambola, un choque múltiple que, si todos los involucrados tuvieron mucha suerte, no terminó con víctimas fatales. Sí, en el ejemplo el que rebasa fue imprudente, pero termina siendo tan culpable como el que circulaba demasiado lento sin motivos para hacerlo.
La velocidad correcta de manejar, tanto en ciudad como en carretera, sea o no en vías rápidas, es la velocidad en la que van los demás. Esto es lo más seguro para mantener el flujo vehicular. Anticipar los cambios de carril también ayuda mucho. Dejar para cambiar al carril derecho a pocos metros antes de salir de la autopista o de la avenida en la que circulamos, provoca que tengamos que frenar la circulación de ese carril de forma que puede ser inesperada para los demás. En resumen, hay que “echar lámina”.
Si nos encontramos con alguien demasiado lento en el carril izquierdo, que se rehusa a cambiarse de carril pese a que le echemos las luces, es más seguro rebasarlo por la derecha —algo que normalmente no se debe hacer— que quedarse detrás de él esperando que en algún momento se le la ilumine la mente y entienda que está entorpeciendo el tráfico. Muy rápido es malo, muy lento, también.





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