Espacio, potencia, acabados, equipo y manejo. Difícil pedir más.
Casi todos quieren un SUV. Están de moda, la posición elevada de manejo es adictiva y transmiten mayor sensación de seguridad, aunque esto sea algo que no todas cumplen. La Mazda CX-50, sin embargo, cumple o excede donde la mayoría en su clase queda corta.
Para los consumidores de las comúnmente llamadas “camionetas” en México, la estética tal vez sea lo más importante, probablemente solo por debajo del precio. Al menos en nuestra opinión, la CX-50 se ve bien. Es más ancha que la mayoría, lo que le confiere un aire de solidez importante. Los arcos de las ruedas, casi cuadrados y forrados de plástico en color gris oscuro, no solo tiene funciones estéticas, también ayudan a mantener en buen estado la camioneta cuando se use fuera del asfalto.
En ciudad, los ocupantes van a disfrutar un muy buen espacio, incluso para cinco pasajeros, aunque claro, mejor para cuatro. Atrás hay salidas de aire acondicionado, dos puertos USB, descansa-brazos central con dos porta-vasos y el techo panorámico permite que los ocupantes de ese asiento también disfruten del cielo.
Adelante el centro del clúster es digital y la pantalla central, de 10 pulgadas, cuenta con CarPlay y Android Auto inalámbricos y cámara de reversa. El volante tiene mandos para el control de crucero y paletas de cambio. La consola central tiene tapa dividida, para comodidad de ambos ocupantes. Los acabados son muy buenos, arriba del promedio de su categoría y permiten disfrutar un aire sofisticado mientras disfrutas del manejo y del sonido firmado por Bose.
Manejo y diversión
Casi siempre hablamos de diversión al volante pensando en un deportivo bajito, tal vez para dos personas. Pero con la Mazda CX-50 existe diversión para el piloto y comodidad para los demás. En la ciudad se disfruta la amplitud, la insonorización y la agilidad de sus sistemas mecánicos, como la dirección precisa y el motor que no muestra señales de demora para que la fuerza del turbo llegue a las cuatro ruedas. La caja automática de seis velocidades es suave y sabe entenderse con la máquina turbo, de cuatro cilindros y 2.5 litros, con 228 HP y 310 libras-pie de torque. Entrar a una vía rápida es un placer solo superado por un buen rebase en carretera.
Porque también fuera de la ciudad la CX-50 nos pone una sonrisa en la cara. Es rápida en autopista, estable y precisa en las curvas -algo que los “expertos” de ficha técnica jamás lo hubieran pensado- y el sistema de tracción integral incluso permite jugar sobre la tierra. Claro, entendiendo que no se trata de un todo-terreno radical, que le permite escalar montañas o andar sobre las rocas.
Lo que nos parece más destacable de la CX-50 es su equilibrio. Se comporta bien en zonas urbanas, en carreteras de curvas, en autopistas y en terracería. Además, la tranquilidad que ofrecen los sistemas de mantenimiento de carril, monitoreo de presión de neumáticos, frenado automático de emergencia, monitoreo de punto ciego y control de crucero adaptativo, complementan lo agradable que es viajar en una de ellas. Pero si todos se sienten bien, el que se sentirá mejor será el piloto, al cual le será difícil borrar la sonrisa y acostumbrarlo otra vez a conducir un vehículo menos agraciado.
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