Sergio Oliveira
Sí, a escala global Nissan no vive precisamente su mejor momento. Pero en México, las cosas son diferentes. El mexicano tiene un amor a la marca que la ha puesto en el liderazgo desde hace casi dos decenios y hoy, las cosas no parecen estar cambiando.
Hace un par de semanas tuve la oportunidad de conducir el más reciente lanzamiento de la marca nipona en el país, el Magnite. El video que publiqué en YouTube, lo titulé como “el nuevo consentido” y algunos cuestionaron la posible aceptación que tendría el auto, pero la realidad, a menos de un mes de iniciadas sus ventas, ya lo ponen como líder en su segmento, de acuerdo con el INEGI.
Más allá de las virtudes y carencias del Magnite, el apellido le ayuda mucho. Ser un Nissan en México es garantizar buena reventa, el respaldo de una enorme red de distribuidores y menos tiempo de espera por refacciones que la gran mayoría de las marcas, especialmente las de ingreso reciente al país, todas oriundas de China. Pese al “ataque” chino, Nissan ha logrado recuperar participación de mercado y en abril pasado llegó a 17.9%, cuando en diciembre pasado era 17%, lo que es prueba del buen trabajo de Rodrigo Centeno frente a la marca.
Tradicionalmente Nissan Mexicana es una marca de gran penetración en la base de la pirámide social. Sus ventas sólidas se han debido siempre a autos sencillos, pero fiables, de buen valor precio. Primero con el Datsun Bluebird, construido en Cuernavaca. Más tarde con autos como el Tsuru y la más querida de todas, la NP 300, conocida por muchos como Estaquitas, incluso cuando se refieren a las versiones pickup. Es un producto que ha sabido renovarse con mucha inteligencia, manteniendo las fortalezas de siempre como la capacidad de carga, la fiabilidad y la robustez para aguantar los abusos de un consumidor más acostumbrado a exigir que a dar mantenimiento, que con frecuencia carga hasta el doble de lo recomendado por el fabricante y sigue como si nada. A veces pienso que los ingenieros de la marca la hacen apta para cargar 2 toneladas y dicen que solo aguanta una.
Re:Nissan
Esa buena transición de la NP 300 — que no tarda en llegar a una nueva generación— fue el segundo mayor miedo de la marca. El primero fue substituir el Tsuru. Algún día platicaba con el entonces presidente de Nissan Mexicana, Ayrton Cousseau, quien me dijo que el valor de la marca Tsuru era mayor que el de algunas marcas de autos completas a la venta en México. Por educación omitió decir cuáles, obviamente. ¿Cómo cambias un equipo que va ganando? Bueno, cuando las circunstancias lo obligan y el Tsuru dejó de ser fabricado por el tema de las emisiones contaminantes, no por la seguridad como piensan algunos.
Pero el Versa, lanzado en 2011 y hoy llamado V-Drive, se mostró un substituto a la altura, ayudando a la marca a mantener su liderazgo y sus plantas de producción. Nissan es de las pocas marcas en México cuyos productos hechos aquí están hecho para los mexicanos, principalmente, tanto que la pickup no se exporta a EUA, aunque Versa, Sentra y Kicks, sí.
A escala global, el nuevo CEO de la marca, el mexicano Iván Espinosa, anunció el plan llamado Re:Nissan. Son medidas drásticas, que necesitaban ser tomadas y que incluyen el cierre de 7 plantas a escala global (no se dijo, pero AGS 3, construida en conjunto con Mercedes-Benz, posiblemente sea una de ellas), el despido de 20 mil empleados, el recorte en el tiempo de desarrollo de nuevos productos para 37 meses y los derivados de esos a 30 meses y la disminución de las plataformas de 13 a solo 7. ¿La mejor noticia? Regresará el Skyline, es decir, el GT-R. Son medidas para ahorrar costos sí, pero también para aumentar la eficiencia y si se quiere enfrentar a los chinos hoy, acelerar el desarrollo es fundamental.
En México, por fortuna no estamos tan mal y ahora con el Magnite, su liderazgo estará aún más afianzado, porque es justo un vehículo que llega al cliente más fiel de Nissan, el que no se deja seducir por el equipo y precio de los chinos, el que tiene probablemente generaciones en su familia con un auto de Nissan en su casa. Si Iván Espinosa logra replicar globalmente el éxito de México, muy pronto la crisis actual será cosa del pasado.
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