Andar en una Navigator es experimentar la supremacía, en muchos sentidos
No es una cuestión de arrogancia. Al menos no de forma consciente. Pero estar en una Navigator, es mirar a los demás desde arriba. Su tamaño, diseño, acabados y desempeño, nos hacen sentir de esa manera. Y esto que la versión que ahora probamos es la de entrada a la gama de la mayor de las Lincoln.





Con más de 5.3 metros de largo, 1,93 metros de altura y 2,40 metros de ancho, incluyendo los espejos, es natural que el tamaño de la Navigator sea imponente, pero no es solo esto. El diseño, con toques de modernidad como el logotipo frontal iluminado, cortado por una tira de leds que lo une a los faros también de led. Con el nombre Lincoln igualmente iluminado en la tapa de la cajuela, que ahora se abre en dos partes, siendo mucho más práctica para subir y bajar cosas, además de permitirnos estacionar más cerca de una pared o de otro vehículo, la Navigator se percibe moderna, bien pensada. Y lo es.
En su interior se pueden transportar a siete u ocho personas, dependiendo de la configuración de la segunda fila. Todos viajarán cómodos, incluso en la tercera fila de asientos, pese a que estamos hablando de la versión corta, con 30 centímetros menos de largo total comparada a la mayor. Por supuesto que los acabados son muy buenos, el aire acondicionado funciona de manera excelsa y el sonido Rebel nos deleita con su calidad. Claro, un par de agarraderas superiores en las dos filas posteriores de asientos ayudarían, bien como cortinillas laterales para los viajes diurnos, pero la comodidad ahí está.
Nos sorprendió, sin embargo, que el conductor percibiera mejor el confort que los demás. Con buenos asientos, que incluyen calefacción, enfriamiento y masaje. Con la gran pantalla de 49 pulgadas que se mira por arriba del volante de dimensión reducida, uno siente que está mirando el paisaje desde una pequeña montaña particular.

El conductor estará complacido por la respuesta del motor V6, biturbo, de 440 HP y 510 libras-pie de torque, que manda la fuerza a las cuatro ruedas gracias a una caja automática de 10 cambios que se comporta con gran suavidad.
El conjunto mecánico: motor, transmisión, frenos y dirección, casi nos hacen sentir en un vehículo más chico, debido a la agilidad que le confieren a la Navigator.
Sí, ir atrás es agradable, pero el día que la conduzcas, probablemente solo pedirás al chofer que la vaya a estacionar. Hasta manejándola, o tal vez principalmente haciéndolo, sabremos cómo es vivir en la cima.
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