Hay cada vez menos hatchback compactos pero Kia mantiene el dedo en el renglón con el K4
Directo desde la planta de Pesquería, Nuevo León, el nuevo K4 Hatchback ha iniciado su comercialización en México, como uno de los pocos modelos de ese tipo que quedan a la venta.

El que quizás sea uno de los mejores exponentes del controversial lenguaje de diseño denominado Opposites United, reúne todos los elementos que hemos visto en los modelos más recientes de la marca, ahora en una carrocería que resalta lo mejor de esta “filosofía” en la parte posterior. Desde un Poste “C” que esconde la manija de la puerta trasera y da paso a unas salpicaderas ensanchadas, que a la vez albergan calaveras en forma de “L”, hasta una postura ancha y bien plantada, que evoca al dinamismo.
Dentro de la cabina, la ya conocida disposición horizontal del tablero se complementa con una gran selección de terminados, texturas y colores que muestran un buen ensamble y presumen la integración equilibrada de pantallas (2 unidades de 12.3” y una auxiliar de 5 para climatizador) y de mandos físicos, con controles para volumen, climatizador y hasta accesos directos en el sistema de infoentretenimiento. Siempre con la presencia de conectividad sin cables a plataformas de Android y iOS, así como la de un cargador inalámbrico, puertos USB, salidas de aire en la parte trasera y hasta un techo panorámico, que aumenta la sensación de habitabilidad. Algo que, en realidad, no le hace falta, pues el hatchback coreano ofrece un abundante espacio para piernas en la segunda fila y un espacio para llevar varias maletas en cajuela.

Junto con el sedán, el K4 también se coloca como una opción segura y muy completa para los usuarios, cuyo paquete de protección con 6 bolsas de aire y ADAS con elementos como el asistente de evasión de colisión frontal con función de giro, lo han hecho acreedor a la máxima calificación de seguridad otorgada por Latin NCAP.
Bajo el cofre, se ofrecen un motor de 4 cilindros, 2.0 litros naturalmente aspirado, que genera 147 HP y 132 libras-pie de par con caja IVT o el 4 cilindros 1.6 litros turbocargado que aumenta el desempeño hasta 190 HP y 195 libras-pie de torque, con caja automática de 8 velocidades. Ambos únicamente disponibles en versiones tope GT-Line ($528,900 y $576,900, respectivamente).

Similar a lo que mostró el sedán, la variante turbo que manejamos durante el primer contacto con el modelo, deja en claro la postura de la marca de no ofrecer un modelo radical y deportivo a como de lugar. En cambio, presume una puesta a punto más orientada hacia el confort general, con la disposición de desempeño cuando sea necesario, sin ser “explosivo” o incómodo, lo cuál será bienvenido por muchos clientes.
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