Es la primera renovación completa de la SUV nipona desde 2011
Las SUV de tamaño completo son un segmento casi que exclusivo de Estados Unidos, donde los locales han dominado ampliamente, aún más cuando hablamos de lujo, con la Cadillac Escalade siendo la reina. Pero Infiniti finalmente renueva la QX80 y le pone armas que la hacen capaz de luchar al tu por tu.





La primera de esas armas es el diseño que, a igual que en sus generaciones anteriores, no agradará a todos, pero conquistará a los que buscan algo distinto y atrevido. En las esquinas frontales superiores, dos lineas horizontales guardan cuadrados de leds que parecen pero no son la fuente de iluminación principal. En la parte trasera también hay cuadrados de leds de un lado a otro, que son las calaveras. La lateral es una gran pared, enmarcada por una linea de cromo en la base de los cristales, absolutamente paralela al piso. Rines de 22 pulgadas con neumáticos de perfil 50, complementan la impresión de robustez.
El interior es amplio, hasta más de lo que parece para una camioneta que, con 5.36 metros de largo, está entre las versiones cortas de Cadillac y Lincoln. Se puede pedir diseñada para 7 ó 8 pasajeros y su costo es igual: $2,549,900.00.
Los materiales son de muy buen nivel, hay tres pantallas, siendo la central inferior exclusiva para controlar la climatización. Hay CarPlay y Android Auto inalámbricos y demasiado equipo de lujo y seguridad como describir en pocas lineas. La sensación general es buena, como debe de ser, y el espacio en la tercera fila, sin ser tan generoso con en la Navigator corta, es mejor que en la Cadillac. La cajuela es muy reducida y para que sea útil, será necesario prescindir de la tercera fila de asientos, lo que se logra presionando un botón en la parte lateral derecha del compartimento de carga.


Lo que sí es mejor que ambas es el motor y la calidad de marcha. El V6 de 3.5 litros, bi-turbo, con 450 HP y 516 libras-pie de torque, tiene mejores cifras que sus rivales y un desempeño similar, pero la suspensión de neumática la hace más cómoda que las estadounidenses. Desafortunadamente para la causa de Infiniti, la caja automática de nueve cambios no se lleva tan bien con la máquina y hay muchos “brincos” en su funcionamiento. Incluso ponerla en reversa ya genera un pequeño salto que compromete el refinamiento de un vehículo que, fuera de esto, es extremadamente bien logrado.
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