Ya fue la consentida de los mexicanos, ahora es su objeto de deseo
Quítele 100 mil pesos al precio de la Honda CR-V híbrida y verán cuál pasa a ser la camioneta más vendida de su categoría. Porque este producto es típicamente Honda: no excede en prácticamente nada, ni queda debajo de los demás en prácticamente nada. Ese equilibrio histórico hecho la reputación sólida de la marca y ha transformado a la CR-V en la camioneta que todos quieren — y que todos tenían, por un buen rato— hasta que los precios la volvieron menos asequible. Dicho esto, convivir con una es un deleite.

Empecemos con el siempre polémico diseño, que agrada a unos —nosotros entre ellos— y no a otros, pero es elegante y discreto. Su espacio es amplio y aquí vemos una de las pocas, tal vez la única cosa, en la que Honda se pasó del límite de lo necesario. Y no es queja, mucho espacio siempre se agradece. Sus acabados son adecuados, mas no sobresalientes. El equipo, igual. No se encontrará en la CR-V más asistencias electrónicas que en otras rivales, incluso algunas de menor precio. Hay que decirlo que lo que rara vez vemos en otros vehículos, el “lane watch”, la cámara que proyecta la imagen del carril contiguo en la pantalla central cuando ponemos la direccional hacia la derecha, tiene una resolución que no nos parece digna de una camioneta que cuesta 947,500 pesos.
Fuera de eso, es absolutamente agradable estar al mando de una. El conjunto mecánico, con los motores de gasolina y eléctrico uniéndose para ofrecer 204 HP a las ruedas delanteras con un consumo urbano de 14 km/litro, está listo para acelerar y rebasar con facilidad. La suspensión equilibra perfectamente confort y estabilidad. La caja eCVT es tan bien puesta a punto, que es difícil identificar que se trata de una transmisión de movimientos continuamente variables.

El conjunto de frenos y suspensión de la CR-V híbrida también es equilibrado y eficiente. Todo deja en claro que es un Honda, principalmente ese aplomo, esa sensación de manejo seguro, sólido pero cómodo, sobrio pero eficaz a que nos tiene acostumbrados la marca nipona.
Incluso su precio, que estuvo tan arriba de las demás desde hace un par de años, empieza a equilibrarse no porque la marca lo haya bajado, sino porque otras rivales ya la están alcanzando. Y hay un detalle importante aquí, en la hora de revenderla, probablemente haya lista de espera fuera de tu casa para hacerlo.
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