Sergio Oliveira
Todos disfrutamos del lujo. Pero su definición puede ser diferente para cada persona y es, por supuesto, cambiante con el tiempo. En general, la definición aceptada de lujo es algo que produce gran confort, es placentero de experimentar y convivir. También es algo innecesario, algo que nadie realmente necesita en el día a día. Los autos de lujo obviamente te llevan de un lugar a otro como cualquier coche, pero hacen más agradable el camino. En las últimas décadas el lujo en los automóviles se ha democratizado, está llegando a segmentos más bajos del mercado, haciéndose populares y, por lo tanto, quitando uno de los ingredientes principales de la receta del lujo: la exclusividad. Si todos tienen, ya no es un lujo. ¿Qué es lujo ahora? ¿Qué marcas o productos nos lo ofrecen?
México tiene una definición distinta de la mayoría del mundo con relación a los vehículos de lujo. Aquí, un Honda Accord es considerado por AMIA y AMDA, las asociaciones de fabricantes y distribuidores de automóviles, como un auto de lujo. Arriba de esto están los “Premium”, casi siempre alemanes como Mercedes-Benz, BMW y Audi. Pero para la mayoría fuera de México, un auto de lujo es superior a un auto Premium.
Como estamos en México, aceptemos que Premium es más que lujo.
Claro, no solo son alemanes. Hay otros como Jaguar o Land Rover y todas las mencionadas hasta aquí tienen el abolengo como una de sus fortalezas. En general, esto era aceptado como requisito para que una marca se considerada Premium, pero ya no. Marcas como Cadillac, que marcaron la moda en vehículos de alta gama en los años 50 y 60, principalmente, perdieron fuerza en un periodo en el que General Motors cambiaba el frente y la trasera de un Opel Omega y lo bautizaba como Cadillac Catera, por ejemplo. Lo mismo pasó con Lincoln. Con los márgenes de utilidad mucho más amplios que los autos de volumen, los japoneses entendieron que podría haber espacio para divisiones de lujo en sus empresas y sí nacieron Acura, Infiniti y Lexus, aunque solo ésta última fue y es realmente exitosa y tiene algo de, digamos, personalidad propia.
El nuevo lujo
Hay quienes no ponen a esas Premium japonesas en el mismo nivel de las alemanas y tal vez no estén en algunos casos, pero cuando miras a vehículos como CLA, A1, A3 o Serie 1, entiendes que hay mucha diferencia de calidad, sensaciones y lujo dentro de las mismas marcas. Estos autos mencionados son más hechos para impresionar a vecinos que para disfrutarlos, con excepción de sus versiones deportivas.
Estas japonesas, con poco más de 30 años en el mercado, no tienen la historia de las europeas, pero si la historia es factor para que un auto sea considerado Premium, me pregunto dónde catalogar a Genesis, la marca de lujo de Hyundai. El que haya manejado o al menos subido a un G90, sabe que es un Premium. Y lo es por el diseño, los materiales, el olor que se percibe en su interior y también por las sensaciones de manejo, el aplomo, la precisión. Y es una marca que tiene nueve años de vida.
Han habido varios vehículos Premium dentro de marcas que no lo son. Touareg y Phaetom, son un ejemplo de que hasta el fabricante del “auto del pueblo” puede hacer productos Premium. Marcas como Peugeot y Mazda, se han refinado a punto de sobresalirse de los “mortales”, aunque no pisen territorio Premium.
Una marca que solo fue vista como Premium por su precio e innovación es Tesla, que ahora que sus precios bajaron ya se encuentra más cerca de lo que realmente ofrece a sus clientes.
El lujo – o lo Premium- se renueva y nuevas marcas aparecen, no solo en autos, hasta en electrodomésticos, como Dyson. Ya comenzamos a ver, poco a poco, el lujo de origen chino que, pese al rechazo aún generalizado que sufren los vehículos de ese origen, el que vea y experimente vehículos como Zeekr, Exeed o Avatr, sabrán en ese momento que ofrecen una experiencia distinta, buenos materiales, manejo y, en muchos casos, diseño. Porque es muy agradable acercarse a tu auto y que la puerta se abra – se abra completamente, no solo que se quiten los seguros- para que subas y reconozca cuando estás dentro para cerrarla sin que necesites hacer nada. Esto es un lujo. Es innecesario, caro, pero es placentero y produce gran confort. El lujo, sí está cambiando.
Dejar una respuesta