Sergio Oliveira
La noticia de este fin de año ha sido sin duda el inicio de pláticas de una fusión entre Honda, Nissan y Mitsubishi. De cuajarse, la nueva empresa sería el tercer mayor fabricante de autos del mundo, produciendo cerca de ocho millones de vehículos, solo por debajo de Toyota (10 millones) y Volkswagen (9.3 millones). La economía de escala es lo que los mueve a hacer este movimiento, pensando principalmente en el desarrollo de vehículos eléctricos, en los que China les lleva una inmensa delantera. ¿Tiene sentido esa unión?
Nissan está viviendo un momento de crisis global, aunque sea difícil para el consumidor mexicano percibirlo, cuando terminan un año más de liderazgo absoluto en ventas en el país. El hecho es que desde la salida de Carlos Ghosn, acusado de malversación de fondos, las cosas no les han ido muy bien. La pandemia que vino justo después no ayudó y hoy su jefe ejecutivo, Makoto Uchida, reconoce que están en una situación “muy difícil”.
Mitsubishi tampoco anda muy bien, tanto que ya había anunciado su salida del mercado chino, frenando así una importante hemorragia.
Honda, por otro lado, goza de mejor salud pero le preocupa el futuro, principalmente porque China, antes un cajero automático universal para los fabricantes de automóviles, ya no quiere comprar autos foráneos como antes, teniendo ofertas con más equipo, lujo y potencia, por menor precio, con las marcas locales.
Pero si vemos los productos de ambas marcas, Nissan tiene más que ofrecer a Honda que al revés. Honda tendría acceso a una plataforma de chasis tubular y tracción trasera, que usan Armada e Infiniti QX80, al igual que un desarrollo más elevado de vehículos eléctricos, gracias a la experiencia de Nissan con el Leaf y el Aria. También tiene una presencia más fuerte en mercados emergentes como América Latina, con vehículos de bajo costo como March, V-Drive y Kicks Play, además de su gama de pickups de trabajo. Honda si acaso podría aportar algunos motores turbo de baja cilindrada, como el 1.5 litros usado en varios de sus vehículos. Pero sí podría poner un control de calidad que ha sido de los más consistentes en la industria. El tema es que se esperaba lo mismo cuando se unieron Mercedes-Benz y Chrysler entre 1998 y 2007, pero pasó justo al revés.
Los riesgos
En el resto de la gama, sus productos son rivales directos. Kicks vs HR-V. XTrail vs CR-V. Civic vs Sentra, Accord vs Altima y así por delante. Si hubiera que hacer alguna economía de escala sería compartir motores y plataformas en el futuro, pero cuando vemos que Mitsubishi, que es parte de una alianza con Renault y Nissan, usa su propia plataforma y motores para hacer la L200 (que no es una NP 300 como algunos piensan), nos queda la duda sobre si realmente lo harían.
Es cierto, el acuerdo, que es crear una empresa matriz que controle a las tres filiales y sea administrada por Honda, aún no es un hecho. El jefe ejecutivo de Honda, Toshihiro Mibe, reconoció que la posibilidad de que no se llegue a un término común, “no es cero”. Pero hay otro factor importante: Renault.
La marca francesa posee 36% de Nissan y por ahora solo ha declarado que apoya los esfuerzos de Nissan por buscar una solución para la crisis que enfrenta. El detalle es que ya hay tiburones oliendo la sangre derramada en Yokohama. Foxconn es un fabricante de Taiwan conocido por producir millones de iPhones, Ipads, XBox y PlayStation y que tiene rato buscando entrar a la industria automotriz. Primero consideró hacer sus propios autos, como lo está haciendo la china Xiaomi, pero cambió de planes y ahora está en París, intentando convencer a Renault de venderle todas o parte de las acciones que poseen de Nissan. De lograrlo, puede aportar mucho al nuevo conglomerado, ya que es el mayor fabricante mundial de productos electrónicos de alta calidad. El detalle es que Taiwan se considera independiente, pero China piensa que es parte de su territorio. Quién sabe cómo se vería en Beijing que la pequeña isla “rebelde”, apoyada por Estados Unidos, tuviera un peso importante en una industria en la que China tiene planes de dominar completamente, en el menor tiempo posible.
Falta mucho aún para que lo que hoy es un proyecto, se concretice, pero las repercusiones de ese negocio, especialmente si entra Foxconn, pueden ser mayores que una simple fusión, resultando incluso en el inicio de un conflicto.
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