
El gobierno chino ya sabe que debe mejorar sus autos
El tema es tan frecuente y viejo que ya no debería existir, pero no solo existe, sino que se ha agravado. Tu auto presenta una falla o sufrió un accidente y necesitas la autoparte para repararlo, pero la agencia no la tiene y se tarda más allá de lo razonable en resolver el problema. La lógica indica que el consumidor debe ir a la autoridad —en el caso mexicano, la Profeco— para reclamar sus derechos. El tema es que esta solución funciona cada vez menos. ¿Qué hacer entonces?
En Estados Unidos, existe la llamada “ley del limón”, que protege al consumidor en el caso de que le haya tocado hacerse de algún auto con un defecto oculto en el momento de compra. Es variable según el estado, pero en California, por ejemplo,
cuando existe un problema que afecta la seguridad, el uso o el valor del auto y no se ha podido reparar después de cuatro intentos (dos, si hay riesgo de muerte) o si ha estado más de 30 días en el taller, el consumidor puede pedir la substitución del auto o la devolución de su dinero.
En España, si compraste un auto nuevo y hubo un problema durante los primeros seis veces de uso del vehículo, la agencia es obligada a probar que no es un defecto de fábrica. Con más de seis meses de uso, le toca al consumidor probar que el defecto no se debe al mal uso. En varios casos, también se aplica la substitución del vehículo o la devolución del dinero.
En México estamos muy lejos de eso y en la gran mayoría de los casos, el consumidor acude a la Profeco, que en teoría existe para eso, para proteger al consumidor. En la práctica los distribuidores le tienen más miedo a una reclamación hecha directamente al fabricante que a la Profeco. Así que, ya saben a quién buscar si les pasa algo parecido.
Pero uno de los problemas más comunes hoy en día, no solo en México, también en otros países, especialmente en Europa, es la escasez de refacciones. Y con los chinos, esto es más serio aún.
Protestas, política y reacciones
Tan serio es, que el gobierno chino ha determinado que a partir de 2026 será necesaria una licencia especial de parte de las autoridades para que cualquier marca pueda exportar sus vehículos, en especial los eléctricos. Estas medidas visan no solo mejorar la imagen de baja fiabilidad de sus vehículos, sino también arreglar de manera importante la calidad del servicio post venta y la velocidad del surtido de refacciones, dos situaciones que han afectado a dos de los principales mercados de autos chinos: Europa y México.
En en Viejo Continente la mayor parte de las quejas van hacia un auto que en principio conquistó al público con su precio, equipo y desempeño, pero luego vio sus ventas en debacle debido al mal servicio post venta y a la demora en el surtido de refacciones: el MG 4. En México la misma marca ha sufrido reclamaciones constantes por los mismo motivos y el caso más sonado fue el de una médica de Reynosa, quien hizo una protesta fuera del distribuidor local para exigir que arreglaran su auto. El tema se volvió viral y finalmente se llegó a un acuerdo, no difundido por ninguna de las partes. El detalle ahí es que luego la doctora Alejandra Ceccopieri pasó a colaborar para el partido político Movimiento Ciudadano, lo que dejó en duda si realmente había logrado el apoyo de la sociedad local en su protesta, o si el tema ya tenía el soporte de ese partido.
Pero esas situaciones abrieron el ojo del gobierno chino, quien ahora está incentivando a los fabricantes de autos a tener más, mayores y más eficientes bodegas de refacciones y a los productores de autopartes a construir plantas en mercados foráneos, especialmente los dos mencionados.
Como la enorme mayoría de la población no tendrá el apoyo de un partido político para llevar mariachi, hacer carne asada y armar una fiesta durante un movimiento que aparentemente era una protesta particular, lo mejor que puede hacer el ciudadano común es buscar directamente el servicio a clientes de las marcas, a estos sí los distribuidores les tienen si no miedo, al menos más respeto que a la Profeco. También es bueno estar conscientes que, al menos por ahora, un auto chino representa un mayor riesgo, y más hablando de post venta.




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