Sergio Oliveira
El precio de los coches a escala mundial ha subido de una forma no imaginada hace tan solo un par de décadas. Primero comenzaron a alzarse debido a las normas de seguridad que poco a poco se fueron imponiendo, comenzando en los países ricos y luego llegando también a los no tan desarrollados, un proceso que aún no ha terminado. Luego, las exigencias ambientales también empujaron los precios hacia arriba, no solo por tecnologías que necesitaron desarrollarse, también por nuevos materiales que se empezaron a usar para mayor seguridad y menor peso. A menor peso, obvio, menos consumo y contaminación. De ahí que los motores comenzaron a achicarse, un proceso que se conoce como “downsizing”. En buen español: achicamiento. Luego la pandemia de 2020 produjo una enorme escasez de microprocesadores y en consecuencia, de vehículos. Ahora cuando apenas estamos recuperando la producción perdida en la pandemia, llega otro problema: Experia, el proveedor chino de microprocesadores, con sede en Holanda, está provocando nuevamente escasez de esos componentes electrónicos. Y con ello, otra vez van los precios para arriba. ¿Irán los autos volver a ser usados solo por la élite como antes de Henry Ford y el Modelo T?
La mayoría de los analistas de esta apasionante industria está de acuerdo que los autos caminan en la dirección de ser movidos por energía eléctrica, a menos que algún cambio tecnológico importante ocurra pronto. Es un futuro no tan a corto plazo como pensaron algunos, lo que produjo prisa, errores de planeación y pérdidas multimillonarias, principalmente en Estados Unidos y Europa. Japón, comandado por Toyota y su sensata y escéptica postura, no se echó ningún clavado en la alberca de los eléctricos y con ello ahorraron dinero y dolores de cabeza. Corea del Sur también siguió un camino similar, aunque un poco más atrevido. Los chinos fueron los que encontraron el camino que buscaban en las aguas de los eléctricos y ahora dominan ese mercado, con BYD al frente. Nadie logra hacer tantos ni tan baratos eléctricos como ellos, aunque todo mundo está intentando. El detalle es que ningún otro país o región tiene una capacidad productiva de 50 millones de autos. Está dura la pelea.
Más caros que nunca
En Estados Unidos, por primera vez el precio promedio de venta de autos rebasó los 50 mil dólares. Es una locura. Imagínense pagar, en promedio, casi un millón de pesos por comprar un auto nuevo. Solo los ricos pueden pagar esto ¿Cierto? Más o menos.
Claro, en el vecino del norte el poder adquisitivo es mucho mayor que en México. Allá, en septiembre pasado, el precio promedio de los autos usados superó los 27 mil dólares. En México, en 2024, el precio promedio de venta fue de 516 mil pesos, de acuerdo con JD Power y esto, para nosotros, probablemente nos duela más que a los estadounidenses. Esta es la parte en la que sí, es cada vez más elitista hacerse de un auto nuevo.
La parte en la que no es así, viene de los mercados de mayor volumen, principalmente India y China, que siguen buscando ofrecer autos cada vez más baratos, sin descuidar, principalmente en China, los mercados de lujo y súper lujo. Pero al contrario de la mitad del siglo pasado, cuando el auto del pueblo salía de Alemania, hoy es casi imposible para los germanos fabricar en su país con precios competitivos. Su gran fortaleza sigue siendo los premium y Volkswagen, que se mantiene fuerte en mercados como México, Brasil y la misma China, pero tampoco la tiene fácil en la hora de enfrentar a los orientales.
El tema es que los chinos hacen cada vez más baratos autos eléctricos, que en mercados como América Latina enfrentan el enorme problema de la poca cantidad de cargadores públicos. En su mercado, con cerca de 15 millones de cargadores, esto funciona, pero aquí lo barato aún depende de la gasolina. Ahí es donde entran marcas que fabrican coches para nuestro mercado, como Nissan y Kia.
A largo plazo, los autos caminan para ser autónomos, conectados y probablemente la mayoría sea eléctrico, pero salvo que las autoridades inviertan masivamente en transporte un público que sea amplio, limpio, seguro y puntual, algo que no me parece ni remotamente posible y menos en nuestra región, siempre habrá espacio para los autos populares. Sí, los buenos autos serán cada vez más caros, pero siempre habrá alternativas menos costosas. Y no me refiero solo a los usados.





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