Sergio Oliveira
Si un auto estuvo a punto de hundir su marca en un país, fue el Megane II. El sedán compacto de Renault no solo fue un vehículo extremadamente problemático, sino que las consecuencias de sus múltiples fallas no se limitaron a las pérdidas generadas a sus dueños por reparaciones fuera de garantía y la devaluación del coche como usado, debido a su mala fama, también exhibió las deficiencias de servicio de su red de distribuidores. Tan mal iba, que en Francia consideraban cerrar las operaciones en el país y abandonarlo por segunda ocasión, como había pasado en 1986. Antes de tirar la toalla, decidieron hacer un último intento. Es la historia que les quiero contar hoy.
Ese Renault de la primera mitad de la primera década de este siglo, era la Renault “europea” que muchos de sus aficionados aún lloran por ella. Teníamos en México el Clio, el Laguna, la Scénic y el mencionado Mégane. Eran vehículos bonitos, de gran manejo, con acabados de nivel, claro, europeo. Pero México no perdona a los que no se adaptan bien a sus caminos. Y las fallas siguieron y siguieron, dañando las ventas y la reputación de la marca.
La historia comenzó a cambiar con la llegada del francés Olivier Murguet, quien al contrario de muchos ejecutivos que arriban a otro país, no vino a imponer idea preconcebidas, sino a observar, preguntar y tomar las medidas adecuadas para que Renault México fuera viable otra vez. Murguet percibió la fama de la marca de ofrecer productos “buenos, pero delicados”. Y decidió cambiar eso. Encontró la respuesta en los productos Dacia, mucho más adecuados para una región donde la fiabilidad y durabilidad son más importantes que el refinamiento, el diseño o los acabados. Sí, fue el fin del romance de unos y del sueño húmedo de otros, pero las ventas comenzaron a subir de nueva cuenta.
México como trampolín
Luego de que el entonces CEO de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, Carlos Ghosn, fue a la cárcel japonesa por supuesta malversación de fondos en 2018, Murguet, quien de estar al frente de Renault Mercosur, con sede en Brasil, había regresado a Francia, llegó a ser Director Ejecutivo Adjunto global, muy cerca del poder máximo. En ese momento Clotilde Delbos era CEO interina, luego de la salida de Thierry Bollore (nombrado después de Ghosn) y algunos pensábamos que Murguet sería el nuevo CEO de Renault, sin embargo, terminó llamando al italiano Luca di Meo.
Después de Olivier Murguet, Renault México vio a pasar a algunos presidentes, pero la marca solo mantenía la inercia creada por Olivier, hasta que, en 2018, asume una mexicana, que había sido contratada por el mismo Olivier en 2010, sin que tuviera ninguna experiencia en la industria automotriz: Magdalena López. Tal vez nadie, además de Olivier, se imaginara que, desde entonces, el ritmo de crecimiento de Renault en México sería ininterrumpido. Y vaya que el liderazgo y la inteligencia de Magda, como le dicen casi todos, fueron puestos a prueba. Primero, con la pandemia, donde la marca logró aumentar su participación de mercado pese a la caída registrada en 2020, donde las ventas totales cayeron 28% y las de Renault 22.4%. Ese año, Renault terminó con 2.7% del pastel del mercado mexicano. En 2021 el mercado creció 6.8% y Renault subió 10.6%, llegando a 2.8%. En 2022 la recuperación del mercado en el país fue de 7.9%, pero Renault logró espectaculares 29.7% para alcanzar una participación de 3.3%.
En el año que apenas terminó, las ventas de autos nuevos en México dieron un salto de 24.4% para llegar a 1.37 millones de vehículos vendidos. Pese a ese crecimiento, el desafío mayor fue la llegada masiva de marcas y autos chinos, que hicieron más chica la rebanada del pastel para muchos. Y Renault no fue la excepción, bajando de 3.3% para 3.2% su participación. Pero las ventas totales de más de 43 mil unidades, son un récord histórico para la marca, que naturalmente no quiere parar ahí. El objetivo de Magdalena y de la marca para el país, es llegar a una participación de mercado entre 6% y 9%, algo que pasa también por la producción en el país de un vehículo que aún no sabemos cuál es. Lo que sí sé y veo, es que la alumna mexicana ya superó al maestro francés, incluso en tiempos más difíciles. Y si Renault México fue un trampolín para Olivier Murguet, también lo será para Magdalena López.
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