Sergio Oliveira
Los mexicanos nacemos donde nos da la regalada gana (bueno, piensa en una palabra más fuerte que “regalada”), dijo algún día la costarricense Chabela. Para comprar un auto también aplica. Si tienes la lana, puedes comprarlo. Si no tienes, pero tienes crédito, también puedes. Así de simple y de fácil.
Vamos a admitir que estás considerando gastar (un auto no es una inversión, en la inmensa mayoría de los casos) alrededor de 1.2 millones de pesos en un vehículo nuevo. Buscas un vehículo para disfrutar, más que para suplir una necesidad familiar o laboral. Por esta cantidad de dinero puedes decidirte por un Ford Mustang, por ejemplo, con el magnífico sonido de su V8, un diseño moderno pero inspirado en la herencia de un coche que nació en los años 60. No tiene los acabados de un europeo, pero el manejo tiene rato que ya es competitivo, incluso superior, cuando comparado a opciones del Viejo Continente. El equipo es también más abundante que la mayoría de los autos de este nivel de precio, a menos que incluyamos a eléctricos chinos como alternativa.
Otra opción en un rango similar es el BMW Serie 2 Coupé M40. Mucho más refinado que el estadounidense, igual o más rápido que el Ford, lo que no tiene es la herencia del primero. Y sufrirá más en la reventa.
Tal vez consideres que en lugar de disfrutar un auto que brilla en el arranque como el Mustang o que muestra su excelencia en carretera, como el Serie 2, decidas ir por una pickup como la Tacoma TRD Pro, para tener buena capacidad de enfrentar los malos caminos en las idas al rancho e incluso cargar una que otra cosa de la ciudad o desde el campo.
Al pensar en la Tacoma, recuerdas que Toyota acaba de regresar la 4 Runner a México y consideras que no sería descabellada la idea de un 4X4 con chasis de pickup —de Tacoma, de hecho— en el que toda la familia pueda disfrutar contigo. Y seguirás en el mismo rango de precio.
Alternativas
¿Qué tal que decides hacerte de tu primer auto eléctrico? Tesla probablemente sea la primera opción que viene a la mente. Pero también puede ser una Cadillac, un Mustang Mach-e o algún Volvo.
Si se abre la mente a los autos chinos, que ya venden cerca de 20% de todo el mercado mexicano (hablando de vehículos chinos, no solo de marcas chinas), el abanico se amplía considerablemente.
¿Qué tal si se elige un Zeekr en lugar del Tesla? Tendrás más equipo, mejores acabados, baterías más modernas y menos sujetas a incendios. También puedes considerar un MG Speedster y transformarte en el blanco de las miradas de todos a tu paso.
Si en el lugar de la 4 Runner eliges una Tank 500, tendrás también más equipo, mejores acabados y capacidades similares. Si en lugar de la Tacoma prefieres una Changan Hunter, puedes hasta comprar dos pickups por el precio de una.
Claro, cualquier elección que hagas, representará un sacrificio sobre otras. Si te decides por el Mustang, no podrás usarlo en todo-terreno. Si prefieres la 4 Runner, no podrás llevarla al “track day” el fin de semana. Con el BMW perderás en reventa lo que ganas en acabados y prestigio. Con los eléctricos perderás la independencia de usarlos en carretera o al menos perderás mucho tiempo para cargarlo en el camino. Perderás también en reventa y necesitarás un cambio de hábito para cargar el vehículo en lugar de ponerle gasolina. No todos están dispuestos a hacerlo.
Si compras un chino, cualquier chino, estarás comprando también el riesgo de quedarte sin refacciones cuando la necesites. Claro, otras marcas también podrán no tener justo esa autoparte que necesitas, pero el riesgo es mayor con los chinos, principalmente las marcas de entrada reciente al país.
Cuando la balanza de incline por un Toyota, necesitarás paciencia para enfrentar las listas de espera y tranquilidad para entender que difícilmente escogerías color. Pagarás tasas mayores y probablemente no acepten que pagues de contado.
Sí, cualquier elección implica sacrificios. Por esto, es perfectamente normal comparar un Mustang con una Tacoma, no porque sean rivales directos, sino porque puedes estar en la envidiable posición de escoger algo que te guste, en el momento en que lo quieras. No hay elección equivocada aquí, simplemente habrá que ver cuáles sacrificios estás dispuesto a hacer. Igual que en un matrimonio.
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